jueves, 25 de mayo de 2017

Más historieta en el horizonte.

1. El trazo continuo.

Explicar y contar el devenir de la Historieta Argentina sobre una línea de tiempo no es difícil. En todo caso, conviene saber de antemano que no es una línea recta. Su trazo (para hablar con propiedad) puede pasar de fino a grueso y además está chunga en varios segmentos. Pero es continua, de eso no hay duda. Yo la ví extenderse sobre el papel hace unos días durante el festival Dibujados, por ejemplo. Iba prolongándose de a tramitos sobre las mesas de los expositores, un poco con lápiz, otro tanto con marcador, con birome, con lo que hubiera a mano. No se detiene, es admirable. Sin embargo mucha gente creyó que se había cortado hacía tiempo, cuando las viñetas desaparecieron de los kioscos y las librerías. Afortunadamente, el periodista Martín Pérez se juntó con Liniers y decidieron plantar un mojón para que los lectores extraviados por el camino pudieran orientarse y seguirle el rastro. El resultado es Dis Tinta, un monumental volumen que reúne el trabajo de 33 autores contemporáneos bajo el rótulo de “Nueva Historieta Argentina”. Más allá del encomiable laburo y el extraordinario resultado, la verdadera hazaña fue lograr que el libro fuera publicado por una editorial grande como Sudamericana.
Consultados por Andrés Valenzuela para el diario Página 12, Liniers y Pérez lo plantean como “un gran complot de todos nosotros, los que estamos en el libro”. Porque parece que no fue fácil convencer al multinacional grupo editor de semejante proyecto. Pérez cuenta que para arrancar le pedían que el libro fuese “grande” en cantidad de páginas. Él aceptó y respondió sumando a Liniers como compilador, algo que obviamente tracciona ventas (si se me permite el vocablo electoralista).   
Huelga decir que el libro está bárbaro, editado en buen papel, a un tamaño ideal; que en virtud de la variedad de estéticas que incluye, tanto los colores como el blanco y negro están impresos como se debe; y que además no es caro. Es una belleza, no hay mucha vuelta que darle.
Ahora bien, vamos al contenido. Como toda antología, cada quién elegirá los trabajos que más le gusten, acaso descubrirá obras y autores que desconocía y se volverá a deleitar o disgustar con pasajes publicados previamente en otras páginas. Yo disfruté en particular los aportes de Frank Vega, Ayar Blasco, Ariel López V., el Polaco Scalerandi y Ezequiel García. Pero está buenísimo en general, hay páginas notables y se nota el esfuerzo en la edición para que el resultado sea equilibrado.
Habrá quien diga que "faltó este o sobra aquél". Pero no nos vamos a meter en esa cuestión, porque 384 páginas no alcanzan para abarcar el recorte temporal que el libro delimita. Ése es claramente el meollo del asunto, el acierto (¿involuntario?) de Liniers y Pérez: sobre la línea de tiempo mancharon con pincel y tinta china dos puntos que marcan el pasado inmediato y el hoy. Dis Tinta, el libro que acerca la “nueva” historieta argentina al gran público, en realidad opera como cierre de ciclo  y como nuevo punto de partida para seguir proyectando esa línea hacia adelante.

2. ¿Es la tinta distinta?

Dis Tinta comienza con un prólogo dibujado, a cargo de Liniers. Nueve cuadritos encadenados que recorren la página como un gusano y que pintan con insuperable poder de síntesis la paradoja de los dibujantes argentinos. ¿Es la falta de una industria bien constituída y estable lo que genera esa impronta distintiva en el resto del mundo? “El resultado de esa orfandad editorial es que todos los pibes que están en el libro tienen una búsqueda absolutamente personal y no dibujan pensando en que se los publique L’Association o Drawn & Quarterly o pirulo. Hay influencias, obviamente, pero son las que se buscó con libertad absoluta a partir del gesto absurdo de querer ser historietista en los 90 o 2000”, explica Liniers en la citada entrevista. Luego sigue una nota introductoria de Martín Pérez en la cual queda demarcado el comienzo del recorrido. Bajo la denominación de Los Suélteme (en la que se incluye a Parés, Podetti, Fayó, Sapia y Cachimba), se marca el límite entre los últimos historietistas que publicaron en revistas de historietas profesionales a mediados del siglo pasado, antes de que la industria bajara sus últimas persianas. Luego se describe a la generación incluída en el volumen, “que a esta altura, al menos desde dentro de esa comunidad de nuevos historietistas, está llena de nombres consagrados. Pero, para quienes miran desde afuera, son apenas dueños de universos aún por descubrir”, marca la cancha Pérez. Y continúa con un repaso de antecedentes, de estaciones  a lo largo de la línea, si se quiere, que por lo menos a mí como lector me suena a acto de justicia: se menciona a la revista Comiqueando, al fanzine Catzole, al blog Historietas Reales, a La Productora, al festival Viñetas Sueltas, la editorial Llanto de Mudo, la segunda versión de Fierro y hasta el libro Informe, antecedente directo de esta nueva antología. Todas experiencias en las que uno puede reconocerse a lo largo de ese trayecto que va, entonces, de los Suélteme para acá. Es por eso que planteo que es un libro bisagra. Claramente ni Gustavo Sala, ni Calvi, ni Lucas Varela, ni los Triperos son la “nueva” Historieta Argentina. Forman parte, en todo caso, de la generación de la resistencia, que llega a este punto del camino con gran madurez y mucho por ofrecer aún.

3. El horizonte y la calle blanca.

Pero, al final una vez que publican un libro como este ¿le buscás el pelo al huevo, chabón?, estará pensando quien leyó todo lo anterior. Nada de eso. Lo que quiero señalar es que el supuesto equívoco del subtítulo se ubica en esa diferenciación entre lectores “del palo” y  “de afuera” que hace el propio Pérez en su introducción. Una vez leídas esas líneas, comienza a gestarse el prodigio: según Liniers, para los dibujantes argentinos “el horizonte es el final de la mesa”. Con la sola aparición de Dis Tinta, han corrido el horizonte  hacia delante de un patadón. ¿Hasta dónde o hasta cuándo? Yo creo que depende apenas de dos cosas. La primera, más libros como este. “Es un pie en la puerta para todos: sirve para que otras editoriales también lo vean, que se dinamice, porque viéndolo hecho lo van a entender”, aventura Pérez.
La segunda cuestión, tiene que ver con qué tipo de historieta sepamos conseguir. ¿Crecerá el género o prevalecerán la introspección y la autorreferencia? ¿Por qué no aprovechar para llevar el término “novela gráfica” un poco más allá de las adaptaciones literarias o la fórmula “dibuperiodista viaja a zona de conflicto bélico”? ¿Qué onda con los superhéroes y la nueva patria nerd? Tiro esas puntas para seguir abriendo el juego como han hecho Martín PérezLiniers, los 33 dibujantes del libro y la editorial Sudamericana. Por ahora estamos en la calle blanca, entre una viñeta y la que le sigue.
Y permítanme cerrar diciendo que me resulta súper significativo que este libro se haya publicado justo en medio del paréntesis de Fierro, que ya está agitando por la red su inminente retorno. ¿Irá marcando camino hacia la nueva - Nueva Historieta Argentina o se mantendrá igual apenas cambiada? Le ponemos una ficha, obvio. Al Rescate siempre...


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