lunes, 20 de junio de 2016

Ponete el traje y a pelear...

1. De lo que no hablaremos aquí hoy y también de lo que sí, por supuesto.

Hace ya unos años que no leo historietas de superhéroes. Por muchas razones, algunas deliberadas y otras azarosas, circunstanciales. Como una vieja amistad interrumpida por desencuentros, horarios reñidos y acaso también alguna diferencia, pero siempre ahí pendiente con un "dale, arreglamos un día de estos". Pero no es acerca de esos motivos que quiero escribir hoy ni sobre mi experiencia con ése tipo de cómic. Seguramente en algún momento me va a encantar compartir cuáles eran mis personajes favoritos, qué tapas me flashearon, dónde me compraba las revistas y cuáles son los guionistas y dibujantes que me entretenían. Otro día, lo prometo, pero hoy no. Para hacerla corta, hubo un determinado momento en que me crucé con otras formas de historieta y volqué mi atención hacia ese lado. Ojo, si me tiran a un programa de preguntas y respuestas sobre historieta-mainstream-de-superhéroes, salgo bien parado. Digamos que si de un país se tratase (y en cierta forma es así), hablo la lengua, conozco sus próceres, leyes e hitos históricos. Simplemente no lo visito hace rato.
También es cierto que alguna vez consideré como conceptos contrapuestos a la historieta llamada "de autor" y la mencionada más arriba, llamémosla "industrial". Error, por supuesto. Existen millones de grados intermedios, que tienen que ver con aspectos muy diversos, como el compromiso con lo que uno hace, la libertad con la que cuenta para hacerlo, etc. Pateo ese análisis para más adelante, también.
¿Que no se puede hacer historieta de superhéroes en Argentina?; ¿que de Sperman al Caballero Rojo y de Sónoman a Zenitram hay sobrados ejemplos?; ¿que el único héroe posible en este país tiene que ser colectivo? Esos interrogantes tampoco serán abordados hoy aquí en este sitio.
Voy a hablar de dos superhéroes, sí. Hechos en Argentina por autores argentinos, y para el mundo todo, me atrevo a decir. Para cualquier persona de buena voluntad que quiera disfrutar un buen cómic con tipos y minas disfrazados. Con golpes y explosiones de energía resaltados con rutilantes onomatopeyas, pero también con abundante subtexto, autoconciencia y parada ideológica.
Si leíste la nota anterior y tenés memoria, terminé prometiendo escribir sobre dos historietas en particular que me gustaron en mi recorrida por algunos sitios de web comics argentinos. Y con toda esta introducción ya te habrás dado cuenta que ambos provienen de Tótem. Se trata del Sereno (de Luciano Vecchio) y de la Chica ¡Zap! (de Fernando Calvi).

2. Primero la dama.

Superhéroe no siempre se nace, casi siempre se hace. Hay un momento clave en el cual el superser decide inclinar la balanza en favor del bien sin mirar a quién. En eso no se diferencia mucho de vos o de mí. Lo que distingue a un buen hombre de un súper buen hombre (o a un súper villano de un garca) suele ser algún don o poder mágico, alguna facultad físicamente extra humana. De dónde lo saca y cuándo es lo que se conoce como "origen secreto". ¿Quién es la Chica ¡Zap!?; ¿qué quiere?; ¿qué tiene que hacer para conseguirlo? La primera de esas tres preguntas es la que motoriza el argumento principal. No lo sabe ella, no la saben sus
enemigos y superamigos, no lo sabemos nosotros. En el recorrido se van contestando también las otras preguntas, al tiempo que van surgiendo nuevas. Y puede que no todo quede claro, que queden cabos sueltos, pero en los universos superheroicos "ciertos desaforados accidentes son una puerta", entonces hay personajes secundarios con potencial propio, varios posibles "continuará". Al margen de todo eso la historia cierra perfecta. Y se disfruta desde la primera página porque se sostiene en los dibujos de un Calvi que a cada viñeta y cada página demuestra cuánto ama a estos seres vestidos con spandex de colores. Y no sólo se nota en el gran diseño de los personajes. En cada capítulo hay también espacio para la reflexión sobre los códigos y fórmulas de la historieta de superhéroes, nada menos que a través de grandes autores como Frank Miller, Ramona Fradon o Jim Starlin, a quienes Calvi invita a hablar para decir también él.
Para no extenderme mucho más y dejar que descubras esta joya, me resta decir que más allá del culto al género, esta obra no te excluye si venís leyendo al Calvi de la Fierro. Acaso te sorprendas desde lo estético, pero si algo caracteriza a este artista es la evolución permanente y el cambio de registro entre una historieta y la que le sigue, sin perder jamás la impronta personal. A tomarse la píldora de colores, entonces. Y ¡Zap!

3.Brilla tu luz para mí.

Es en las ciudades (y sobre todo en las más grandes y desarrolladas) donde son posibles las dualidades. Porque pueblo chico infierno grande, los pequeños pagos son más fértiles para los secretos a voces. Las metrópolis, en cambio, permiten ser alguien de día para convertirse en otro por la noche sin que nadie se entere y por el motivo que sea. Nueva Teia no es la excepción. Más aún: durante el día todo es perfecto, la intensa luz parece dotar de armonía a sus habitantes. Allí todo es posible. Es el futuro soñado hecho realidad. Pero las criaturas de la noche se deslizan por sus calles en cuanto la oscuridad se posa sobre ese sueño. Invocando al Rayo Selenita, hace su aparición el Sereno. "Velando por la paz mientras todos duermen. Allí donde la sombra se vuelve medio del mal". En cada aventura, el Sereno se enfrenta a la encarnación de los aspectos más oscuros de la condición humana. Combatiendo cuerpo a cuerpo, disparando rayos de luz, pero también con verdaderas batallas dialécticas de filosofía pura que no tienen desperdicio.
Con esta historietaza conocí a Luciano Vecchio, que me deslumbró no sólo con unas composiciones de página y diseño de personajes fantásticos (se nota la larga experiencia en DC y Marvel). Lo que me encantó fue que no podía parar de leer. Estuve al borde de la silla hasta que llegué al último episodio en curso. Y ahora lo voy siguiendo cada semana. Además, al igual que con Chica ¡Zap!, el humor y la autoconciencia de la historieta están presentes en las dosis justas.

4. De colección.

Estas historietas que hoy te recomiendo, fueron publicadas en Tótem Cómics en entregas semanales de una página, que a su vez componen lo que en formato físico conocemos como cómic book, o revista. En el caso de la historieta de Calvi, es una serie de seis números, ya completa. El Sereno va por su número siete y contando. ¡Cómo me encantaría llegar al kiosko y ver esas tapas colgadas! Poder releer y deleitarme con esos dibujos, abriendo las páginas de par en par. Sí ya sé que cambiaron los tiempos, que publicar en papel no es negocio, y un montón de otros etc. Pero para los que tuvimos esa suerte, de poder leer así, es complicado adaptarse. Obvio que no me quedo en la añoranza y celebro que exista un espacio como Tótem. Donde se ha derribado ese prejuicio del que hablaba al principio, el de la dicotomía entre superhéroes y la obra con contenido, y además hecha acá, a la vuelta de tu casa. Y haber podido leer estas historietas completamente gratis, sin tener que registrarme ni ninguna de esas pelotudeces. Pero soñar no cuesta nada. Por las dudas, repitamos la palabra mágica. Continuará...