¡Al Rescate! Comics: Las bodas de Fierro.

El próximo sábado saldrá a la calle el #120 de la revista Fierro, en una edición consagrada al recientemente fallecido Carlos Nine. A diez años de haber vuelto a los kioscos (la mítica primera etapa había cerrado en el ´92), se mantiene como la única revista de historietas de la Argentina que se publica sin interrupciones mes a mes. Desde Al Rescate Cómics, que echó a rodar hace menos de un año, celebramos este décimo aniversario haciendo un repaso por sus páginas, recordando personajes, sagas, tiras, tapas y también alguna que otra polémica. Porque si bien no cabe duda de que a la revista de “la Historieta Argentina” el subtítulo la excede bastante, no es erróneo preguntarse qué sería de la Historieta Argentina sin la Fierro siglo XXI.

1. La década dibujada.

Es mucha la tela para cortar que ofrecen estos diez años de publicación. Y es que durante este tiempo en la Fierro entró de todo: autores de la ola vieja, la intermedia y los de más acá; obras que se convirtieron en nuevos clásicos; personajes y tapas memorables; secciones de opinión y hasta de cuentos y relatos; concursos; series interrumpidas abruptamente y otras insoportablemente extensas; una diversidad estética y temática fabulosa; importantes rescates y fuertes apuestas; autores que fueron desarrollando mundos y estilos personalísimos y que pudieron encontrarse con su público; explosiones de color y maravillas del

blanco y el negro; pero sobre todo páginas y páginas y páginas de buena historieta para prácticamente todos los gustos.

Es un hecho insoslayable: Fierro no sólo nos acompañó una y mil veces en medio del devenir cotidiano, arriba del tren o del bondi, haciendo fila para el trámite que fuera, los fines de semana de descanso en casa o donde sea que una revista nos saque un rato del continuo de “la vida”. También ha nutrido nuestras bibliotecas, porque casi todos los catálogos de las florecientes editoriales de historieta argentina incluyen aunque sea un título previamente serializado en la revista. La clave para entender la importancia de la misma, más allá de las críticas que cada uno de nosotros pueda hacerle, es pensarla entonces como eslabón clave de un encadenamiento productivo que aún no termina de consolidarse. Y que está sujeto inevitablemente al panorama económico en ciernes. No es el propósito de estas líneas hacer un análisis demasiado extenso. Pero sin duda sería interesante poder establecer cuál fue la situación de la historieta entre el cierre de la primera Fierro a principios de los noventa y el lanzamiento de la nueva etapa. Para poder darnos cuenta cuál fue el conjunto de factores que hicieron posible el retorno e intentar imaginar el futuro. Pasadas las cien ediciones y transcurridos entonces diez años, la forma en que la revista se renueve y encare los tiempos por venir, contribuirá también a seguir escribiendo la historia de la Historieta en este sur del mundo. El presente posteo, primero de una saga que nos ocupará todo Octubre, quiere invitar al sano debate.

Abrimos el juego con una selección de hermosas portadas, a modo de repaso.

2. ¿Sólo diez?

Desde ya aclaro que fueron elegidas de forma arbitraria y por exclusivo gusto personal. En todos los casos me han cautivado estéticamente pero también están asociadas a momentos personales o de coyuntura nacional. Todas dicen algo. E incluí alguna de las excepcionales. La de Calvi, por ejemplo, por ser la única tapa que le ha tocado a uno de los artistas que más páginas entregó desde el año uno (ojala le toquen más, próximamente). Y también hay lugar en esta modesta lista para lo autorreferencial, con la tapa malvinera del #66, a cargo de Scuzzo. O para lo terrible, como ese dibujazo de Dante Ginevra, al concluir la serie Malandras en el #59. Claramente no fue fácil elegir, y para llegar a estas diez tuve que descartar muchísimas otras igualmente buenas, con todo el dolor del mundo. Vos tendrás tus favoritas. Te dejo mirándolas hasta la próxima entrega, cuando sigamos festejando estas bodas de Fierro…